Crumble de fresas
Podréis ver esta receta hecha con galletas rotas, y aunque a mí personalmente me gustan menos, es una opción perfectamente válida para unas prisas.
¿Por qué me gusta tanto?
La masa admite tenerla congelada. Que te surge preparar una comida o cena que no tenias previsto: coges la fruta que tengas más a mano, incluso manzanas, peras de conferencia o plátanos, la troceas, sacas la masa del crumble, la metes en el horno, y ya tienes un postre rico y diferente. El único cuidado que hemos de tener es si mezclamos frutas que tengan distinta dureza: si esto ocurre, tenemos que hornear unos 10 minutos la fruta que tarda más en hacerse, y luego añadir las otras. Este sería el caso de un crumble de manzanas y fresas, que necesitará un horneado de las manzanas en solitario durante unos minutos.
Porque te soluciona un postre o una merienda sin el cuidado que hay que tener para hacer una tarta elaborada, o si andas peleado con los bizcochos o las magdalenas.
Es de lo más versátil que hay. En dulce ya os he comentado que admite cualquier fruta, pero en salado es estupendo. Con las mismas características, por ejemplo, confitas unos tomates, les pones unas hierbas aromáticas, unas rodajas de queso de cabra, haces la masa del crumble, con harina, mantequilla y queso parmesano, y tienes sin darte cuenta una opción estupenda para poner un primer plato. Vas a lo seguro, ya que siempre sale igual de bien.
La masa es facilísima de hacer: es ir deshaciendo la mantequilla fría con la harina hasta conseguir una especie de arena gordita.
Como siempre, es fundamental trabajar siempre con una mantequilla de buena marca y que esté fría; cuando la saquemos del frigorífico se corta en dados pequeños para trabajarla mejor.
Ideal también si le ponemos unos copos de avena para subir el punto de crujiente del crumble. A los dulces también se les puede añadir unos frutos secos molidos.
La tradición de este plato dice que es más bien un postre de días fríos, porque se come templado, pero en mi casa tiene tal aceptación que lo comemos en cualquier época del año, porque para eso se sirve con un acompañamiento frío tipo helado o nata.
En el tiempo de cocción en el horno os tenéis que guiar porque tiene que quedar una costra un poco durita y con un bonito color dorado. El tiempo de horneado que os sugiero es orientativo, por lo que desde el minuto 20 hay que vigilarlo un poco.
Evidentemente y como siempre, es tan sencillo que lo único que hay que hacer para que sea un postre inolvidable es utilizar productos de primera categoría.
Ingredientes
500 gr de fresas —con un poco de azúcar por encima—
150 gr harina de repostería
100 gr de mantequilla
100 gr de azúcar
Una pizca de vainilla
150 gr de nata
50 gr de azúcar glas
Preparación
1. Calentar el horno a 200° calor arriba y abajo con aire.
2. En un molde apto para horno, poner las fresas previamente lavadas y escurridas, y cortadas por la mitad. Ponerles un poco de azúcar por encima.
3. Preparar la masa mezclando con la mano la harina, la mantequilla en trocitos, el azúcar y la vainilla, hasta que comience a hacerse migas —crumble significa desmigajar—. Dejar reposar al frío 10 minutos. Espolvorear esta masa sobre las fresas.
4. Bajar el horno a 180° y meter el crumble en él unos 30 minutos. El resultado tiene que mostrarnos una costra dorada y dura.
5. Montar con varillas la nata y el azúcar. Casi al final añadir el azúcar glas.
7. Acompañar el crumble con la nata montada.
Si tenéis Thermomix, podéis meter en el vaso los ingredientes de la masa y darle 3 golpes a velocidad máxima.
Otra combinación que queda fantástica es hacer el crumble de cacao y poniendo además de fresas unas grosellas, unas frambuesas y unas moras, con las siguientes proporciones de masa: 100 gr de harina, 70 gr de cacao puro, los 100 de mantequilla, los 100 gr de azúcar y la pizca de vainilla. Esta versión de la receta es de Telva, y es una combinación de sabores de lo más rico que haya probado en este tipo de postre.
¿No lo conocías?
¡Pon un crumble en tu vida!